viernes, 25 de noviembre de 2011

Práctica egocéntrica para enamorar a un perturbado.

Puedo escribirte para que en cuando leas tu pulsión sexual se vea afectada ante la posibilidad de perder uno de los placeres más exquisitos que en tu vida gozarás: YO. Sobre tus instintos reprimidos por lo que no está dentro de ti, he de confesarte que me apetecen pues no sé cómo has conseguido sacarlos casi genuinos cuando estoy a tu lado. He de creerme con el poder de lastimarte cuantas veces yo no logre algo justo como yo me lo disponga. Has caído y de esto ni tu te salvas. Necesitas de mi tacto para no sentir miedo pues yo te he cubierto todo con mi seguridad. Declaro a ti estos saberes míos porque reconozco cada tipo de pestañeo en tu rostro y logro así asegurarte lo siguiente: Nunca me dejarás.
La enfermedad me invade pero tu estás más húmedo de ella porque al quererme salvar tu ya estás más atado a ésta cama.

1 comentario: