miércoles, 28 de septiembre de 2011

Cuento dedicado al que inspira...

Hoja seca que antes fue fresca y verde, ha caído por su tristeza. Una véz viva y con su hogar de raíces, soñaba con el momento en que un ser diferente dirigiera  sus ojos hacia ella para admirarla. De día a noche estaba pendiente a esa anhelada visita. Entre tantas hojas compañeras que le rodeaban y parlaban entre sí a todas horas, ella se frustraba. No sentía ser una de ellas, por lo tanto creía estar sola. -" Algún día llegara el alma que sea para mí"- Se sometía a la agonía cada vez que se repetía esto. Un día de los tantos, pero el más importante, se acercó el esperado. Un hombre recolector de frutos buscaba por las ramas vecinas a la hoja soñadora, hasta que llegó a ella. La miró con asombro, - " ¡Pero que hoja tan brillante y rara!- dijo el recolector mientras la miraba. La hoja se sonrojó, creía había llegado el momento en que pasaría a ser completamente amada, pero el colector fijó de pronto su mirada a un gran mango rojo y jugoso que estaba cerca. Se alejó de la hoja y fue directamente hacia el fruto. Lo cortó, lo puso dentro de su morral y se fue. La hoja llena de tristeza dejó caer una gota de sus aguas. Una hora más tarde comenzó a secarse, y mientras pasaba su transformación, destrozó todas sus esperanzas, cayó al empedrado y murió sin conocer la naturaleza del amor. 
Estuvo varios días en el suelo, el viento la arrastraba de aquí para allá , hasta que un hombre intencionalmente la levantó para hacerle una hermosa historia, donde aparentaba amar a la hoja, y que de la simpleza de su forma podía partir a inspirar la vida de otra persona.

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